Preparar el camino al Sacerdote, para que llegue a los fieles, más abandonados.
Se ha dicho de nosotras:
“Donde termina una carretera asfaltada, allí empieza la labor de una Misionera de Jesús Verbo y Víctima”.
Y es que para cumplir con el mandato apostólico de Cristo, de predicar el Mensaje Evangélico hasta los confines de la tierra, debemos recurrir a todos los medios para llegar a ellos.
Tomando como modelo a Jesús Verbo y Víctima, viviendo y trabajando en el apostolado en lugares alejados, abandonados y pobres que carecen de atención espiritual, por falta de sacerdotes o de otros grupos de vida apostólica.